Llevo varios días bloqueada sin saber qué escribir, por eso la semana pasada no subí ningún post. En las distintas fases de mi vida me he sentido bloqueada, desconectada de mí, sin saber qué hacer realmente. Creo que de esto he hablado en demasía (¡oops!)
Los proyectos y la vida tienen muchas similitudes, y así como a veces estamos en el mood perfecto, con la inspiración a tope y con ganas de comernos el mundo, otros días podemos sentir que nada fluye, que nada sale, que todo parece inmóvil. “Tener estos picos es perfectamente normal”, una frase que repito mentalmente para no sentir que nuevamente estoy fracasando, aunque en el fondo no me convencen estas palabras. La mente se puede engañar por ratos pero no por siempre, y cuando esto sucede salen las inseguridades a la superficie, desde las más tontas hasta las que ni siquiera sabemos que nos acompañan. Aunque me cuesta todavía aceptar que es así, el truco está en confiar en que los bloqueos pasarán porque nada es permanente y lo único que sabemos es que todo puede cambiar en cuestión de segundos.
La vida es como la carta del tarot “La rueda de la fortuna”; por momentos estamos arriba y después estamos abajo; ese equilibro entre el constante movimiento del alma que nos deja descansar para recuperar las fuerzas y el ejercicio vital que nos permite llegar lo más cerca a nuestro objetivo. Yo en lo personal siento que cuando no estoy activa estoy perdiendo el tiempo y esta sensación es equívoca. Los momentos de quietud y de descanso son vitales para la recuperación y regeneración de nosotros, y de nuestras ideas. Se necesita de ellos para encontrar, para poder ver las cosas que se obvian, para retomar los planes o la vida con frescura y poder seguir adelante con mayor energía.
La falta de sincronía y de entendimiento no nos permite aceptar que las cosas muchas veces no son como quisiéramos, pero sí son exactamente como necesitamos que sean. Al final solo se trata de nuestro paso por este plano y de lo que debemos aprender en él.
Eso sí, todo aquello que deseamos puede estar muy cerca a nosotros si de verdad lo creemos, trabajamos con amor y entrega a nosotros mismos, y sobre todo si nos acompasamos con el tiempo de nuestras vidas o de los proyectos que tenemos en la mente y en el corazón.
No siempre se encontrarán los momentos adecuados para realizar lo que queremos hacer. Tampoco encontraremos las personas que nos apoyen en nuestros proyectos y nos toque solos caminar cuesta arriba. También están nuestros miedos que nos impiden ver el camino a seguir y nos paralizan por más tiempo del deseado. Así que con mucho amor, aceptación de la realidad terrenal inmediata, paciencia, conexión con nuestro YO superior y con la ayuda de nuestros guías (terrenales y celestiales) una vez pase el momento del largo descanso, podemos retomar nuestra actividad.
Lo más importante es no olvidar las capacidades que tenemos, que somos creadores innatos, así no nos demos cuenta la mayoría del tiempo. El poder de imaginar, soñar y al final lograr materializar es algo que muchas damos por sentado sin entender el real poder que tenemos en nuestras manos. Somos almas poderosas, llenas de amor, y con valentía y con entendimiento real de quiénes somos, podemos deshacernos de nuestros miedos para por fin ver brillar el cristal brillante que habita en nosotros.
La luz que hay en mí está buscando cada grieta de lo que creo ser y en realidad no soy, para brillar como mi alma espera ver.
Imperitura.
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