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Ansiedad

Actualizado: 26 nov 2021

Sé que no soy la única que sufre de ansiedad; es un trastorno casi que generalizado del mundo actual, que aqueja a gran parte de la población haciéndonos llevar vidas que se sienten más pesadas de lo que en realidad son.


No pretendo con este escrito dar una perspectiva médica sobre la ansiedad, porque no soy la persona indicada para eso; solo quiero escribir acerca de cómo me siento en este momento y lo que todo esto significa para mí.


Llevo dos días con la ansiedad de vuelta; en mi caso se manifiesta con un leve dolor de estómago que ya reconozco de tantas veces que lo he vivido. No es como sentir mariposas, que es una especie de ansiedad divertida; es un dolor que está constantemente y no me deja olvidar que existe. No se cura con medicina, ni con aromáticas; tal vez lo único que a mí me sirve es respirar y cuando puedo concentrarme, que en este estado es casi imposible, meditar.


En lo posible trato de no quejarme y soy optimista en la medida de lo que puedo. Pero los que sufren de ansiedad como yo, saben que no es la solución y que aunque ser positivo ayuda, no es para nada la respuesta a este horrible mal.


Desde hace mucho tiempo entendí que todo lo que he vivido, vivo actualmente y viviré, es lo que decidí para mi evolución espiritual en este tránsito, y que por más de que me desespere, entiendo que es la única manera para comprender lo que vine a entender. Algunos considerarán este pensamiento como un consuelo cursi, sin embargo me ha sostenido en los momentos complicados que he pasado en algunas situaciones de mi vida. Y aunque pienso y estoy convencida de esto, no es una solución al dolor de estómago ni a los pensamientos invasivos que me acompañan cuándo me siento ansiosa.

Tener ansiedad es vivir en angustia constante por situaciones probables e improbables que no han sucedido y no hay certeza sobre si pasarán. Es un miedo casi que permanente al futuro y a no saber cómo resolver las situaciones. Y vivir así no es una vida buena porque es sentirse en peligro, aunque no lo haya.


Mi ansiedad está acompañada de un insomnio desde hace muchos años; mi cabeza no puede parar. Es como si las ideas vinieran a alquilar un espacio en mi cerebro, pero no pagaran la renta y se quedaran de okupas invadiendo mi paz. El no dormir no ayuda mucho a mi estado y por el contrario, lo aumenta.


A mi favor, la ansiedad me obliga estar alerta por lo que estoy más creativa de lo usual y busco utilizar el tiempo en hacer otras cosas diferentes a estar inmersa en mis preocupaciones.


Por supuesto que voy a terapia; mi psicóloga ha sido parte fundamental de todos mis procesos, y con ayuda de ella he logrado pasar periodos cada vez más largos sin este mal. Me enfoco en hacer consciencia de que lo que me agobia está en mi imaginario o que son situaciones que no puedo resolver y simplemente entiendo que soltar es lo más responsable conmigo, y solo debo confiar en el plan mayor que hay para mí.


Espero que haber escrito sobre mi ansiedad en esta ocasión, de alguna manera me ayude a sobrellevarla. Sé que no soy la única, y que cada día hay más personas que se sienten en angustia constante. A ustedes les digo: no estamos solos.

Por favor busquen la ayuda necesaria si creen que no logran salir de esto por ustedes mismos; la ansiedad puede ser la puerta a enfermedades más graves como la depresión, y tener consecuencias fuertes y determinantes en nuestra vida.


Imperitura.



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