En el post anterior del “Tarot desde mi cristal: El Loco” se dio inicio al viaje de este personaje que es el comienzo y a tiempo el final. Después de desafiar al precipicio, El Loco, se encuentra con El Mago, la segunda carta de este viaje por los arcanos mayores. Como es el maestro de los cuatro elementos (fuego, tierra, aire y agua), simboliza la iniciativa, la lógica, la habilidad y la creatividad. Posee un espíritu con mucho poder de convicción y con gran determinación utiliza todos los recursos que encuentra a la mano para lograr lo que decida. Es un hombre muy recursivo, que no tiene miedo a actuar usando toda su intelecto y energía para demostrarse a sí mismo que es capaz de lograr lo que quiere.
Puede entender que el universo está creado de opuestos y para que exista una cosa, debe también existir su contrario: la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el masculino y el femenino, etcétera. Y al final esto se traduce en la mezcla perfecta entre mente e intuición. El Mago es un comunicador muy hábil el cual puede lograr convertir sus ideas y pensamientos en acciones.
Este arcano regala la idea de que todo está en nuestras propias manos y que podemos elegir el destino que deseamos si hacemos uso de las habilidades innatas y de los recursos que nos encontramos en el camino. Con confianza y energía de poder absoluto podemos resolver cada situación que se nos presente, pudiendo convertir luz en oscuridad.
El Mago representa cualquier habilidad para lograr un objetivo, siendo el resultado de un aprendizaje mediante el estudio, la lógica y la experimentación. Es la transmutación de la energía por medio de la fuerza de voluntad y la habilidad de resolver mediante el ingenio, la creatividad y la disciplina, con la confianza en sí mismo y en lo aprendido por el camino. Todo depende de lo que quiere lograr y la determinación que tenga para hacerlo.
En la profundidad, representa la sabiduría, el conocimiento, y el poder que se encuentran en la conciencia personal. Sus herramientas son el ejemplo de su poder constructor, reparador y sanador, indicándonos que lo que necesitamos se encuentra en nosotros mismos y no en el exterior, para así encontrar nuestro propio camino.
Siendo maestro en el arte de la manifestación, nos muestra cómo las habilidades internas representadas en los cuatro elementos, son lo único necesario para lograr lo deseado. Con el uso de la espiritualidad (fuego), el cuerpo (tierra), la mente (aire) y las emociones (agua), se combina la energía terrenal con la espiritual y se llega a la potencialización de la materialización, y de la misma manifestación.
Nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos y con nuestros dones y habilidades, con el don de la creación y de la visualización de lo que queremos lograr. Pero lo más importante es que nos conecta con el poder propio para regalarnos confianza en nosotros y en nuestras acciones diarias, para llegar al futuro que se quiere.
Cuando El Mago aparece no es el momento de dudar o de las falsas modestias, ya que solo son trampas del ego y no nos permiten ver la realidad; él solo viene a recordarnos quienes somos y de qué estamos dotados; solo es que tomemos la decisión de cambiar nuestra realidad para que sea un hecho.
Imperitura.
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