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Foto del escritorImperitura

Tarot desde mi cristal: La Muerte

Actualizado: 21 jun 2022

En la entrada anterior de "Tarot sobre mi cristal: El Colgado", hablábamos sobre como debemos rendirnos ante todo eso que no podemos controlar, para al final general una transformación; y de transformaciones y cambios se trata este arcano.

Si hay una carta del tarot que genera preocupación es esta, La Muerte. Es una ironía, teniendo en cuenta que es lo único que se da por sentado en cada una de nuestras vidas; desde el día que nacemos es la única fecha que en realidad está marcada en el calendario. Llega sin aviso, siendo la compañera para el inevitable cambio de plano, le tengamos miedo o no.


La Muerte dirige las transformaciones profundas, los finales y los nuevos comienzos. Sin ella, no tendríamos experiencias retadoras que nos invitan a ser mejores, a dejar lo que ya está caducado y todo aquello a lo que estamos apegados, pero que no nos permite movernos en la dirección correcta.


La carta representa un cierre definitivo y final a una etapa de la vida, y no propiamente habla de morir físicamente; es La Muerte de todo lo que nos rodea y debe transmutar porque ya perdió su propósito. Es un cambio de estado, donde la forma actual muere para poder empezar un nuevo ciclo.


Las transiciones determinadas por este arcano son permanentes, por lo que es importante hacer el duelo correspondiente a las perdidas implícitas, preparándonos para esta etapa. Su presencia relata el fin de situaciones innecesarias, donde muchas veces los cambios pueden ser dolorosos y que por nosotros mismos no podemos realizar, por lo que llegan sin aviso previo. Si se aceptan en vez de luchar en su contra, serán más fáciles de asumir. No debemos olvidar que son necesarios para poder avanzar en el verdadero propósito del alma.


Representa las transformaciones en general; puede indicar una pérdida en cualquiera de los ámbitos de la existencia. Son aquellas decisiones drásticas que debemos tomar sin previo aviso; también son esas personas que salen de nuestra vida que ya no cumplen un fin, dándose la finalización de amistades o romances. Simboliza los cambios de trabajo, casa, planes y proyectos, dando inicio a un nuevo comienzo. Y a su vez, son todas las modificaciones de pensamientos e ideas establecidas y desgastadas, viéndose sacudida la totalidad de la existencia, para darle paso a la renovación.


La carta de La Muerte es la ley de la transformación constante, que puede mostrarnos una nueva vida si logramos desprendernos de la vieja. Depende de cada uno saber cómo experimentamos el final, entendiendo que es igual de importante al inicio.


Cuando nos desprendemos de lo que no necesitamos, se abre el mundo a nuevas posibilidades, a vivencias novedosas que al final se traducen en evolución y crecimiento personal.


El futuro podrá ser aterrador si nos aferramos al pasado, y si no somos capaces de vivir en el presente. Por eso, al darle la mano a La Muerte, permitimos que haga su transformación, y así ella nos pone de inmediato en un nuevo camino, con un nacimiento, o con un proyecto. Debemos perderle el miedo, porque los cambios vienen y vendrán y al final, son la única constante de nuestro paso por este plano.


Sin el temor a morir podemos permitirnos soñar con una vida renovada después de la pérdida, para lograr ver un amanecer diferente, tal vez en otro lugar, en un momento distinto, y muy posiblemente en un nuevo comienzo.


Imperitura.


Foto de Chris F en Pexels


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