Si La Emperatriz representa la feminidad, su contraparte, El Emperador, simboliza el poder masculino y la autoridad. Y en esta entrada de “Tarot desde mi cristal” hablaré de la importancia de la acción que toma el espíritu para conseguir lo que desea; esta carta nos revela el poder de la materialización desde la fuerza espiritual, unida a la vitalidad del cuerpo.
En el tarot, El emperador es la grandeza y la autoridad al ser la figura masculina de este cuento; él es la encarnación de los códigos espirituales, ya que aquí es la fuerza del espíritu y del intelecto, las que permiten concretar cada una de las metas y logros de nuestra vida. Este principio masculino es el creador de todo lo que vemos y en especial de lo que esperamos conseguir.
Sin disciplina y confianza, no es posible la estabilidad ante las situaciones que vivimos, por lo que es necesaria la firmeza de un padre a través de la acción realizada para desenvolvernos en cada momento. Esto nos obliga a tener una determinación que conduce a controlar cualquier cosa que nos quiera detener, y lograr salir de la situación que sea, por difícil que parezca. Como resultado de una voluntad inquebrantable, El Emperador, nos muestra que el éxito viene con el trabajo fuerte y la determinación del alma.
Esta carta representa el poder del mundo terrenal y del tiempo; desde las cosas materiales y lo que se puede conseguir con mezcla de conocimientos y talentos, acompasados de mucha paciencia. Regala fortuna, bienestar y placer terrenal. También es la posición social de un individuo, ya que El Emperador simboliza a la persona de más alto nivel en la pirámide de la sociedad. Es el rey de reyes, que consigue todo lo que quiere, y al que los demás deben darle gusto.
Es una oportunidad nueva y determinante; un ascenso que aumenta las responsabilidades que implica directamente a tener más poder en una situación.
Con este arcano es posible llevar a cabo una idea si hay confianza plena en uno mismo y en cómo poder conseguirlo de forma eficaz. Para esto, se deben tomar las riendas de la situación y hacer lo necesario, sin escatimar esfuerzos. La meta es más importante que el camino; ahí es donde se encuentra el triunfo y por ende, el reconocimiento de los demás. El éxito conseguido será perdurable en el tiempo, porque los problemas encontraran tarde o temprano la solución más adecuada y acertada.
Incluso es el indicador de la aparición de un mentor muy importante, que puede ayudar a dar un enfoque más maduro y práctico, favoreciendo un cambio significativo en la existencia personal, así como un ascenso en la posición social.
También personifica a un hombre maduro, con alta capacidad de liderazgo, padre ejemplar y buen esposo que disfruta de proveer económicamente a su familia de grandes comodidades y de su protección.
El Emperador nos regala la confianza, la convicción y la fuerza masculina que hay en todos (hombres y mujeres) para la consecución de nuestros logros y de nuestras metas. Con su energía, siempre nos será posible avanzar en el camino del éxito y de los sueños que esperan verse cumplidos.
Sin El Emperador, El Loco solo sería un esclavo de la vida, un títere manejado por hilos invisibles, sin autonomía y determinación, al no ser capaz de asumir los errores propios, culpando a los demás y al destino de su suerte. Es necesario una transformación en la vida, sacando a relucir la fuerza interior que obliga a actuar y liderar para generar los cambios, y no ser más un juguete del destino.
Esta carta nos ayuda a entender cómo debemos ser los líderes de nuestro vivir y que la única autoridad verdadera a la luz del alma, es la que tenemos sobre nosotros mismos.
Imperitura.
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